viernes, 7 de marzo de 2014

La invitación

"Esta no es una noche cualquiera, es una noche de estrellas. No es para dormir sino para soñar despierta."

Esas eran las palabras impresas en la tarjeta de la invitación que había encontrado al regresar de su paseo en la bandeja del correo. La Marquesa le dio la vuelta intrigada: El Museo abrirá a medianoche, leyó. ¿A medianoche?, repitió desconcertada, ¡qué hora más extraña! Estudió el sobre. La única pista era el membrete del Nuevo Museo grabado en él. ¿Pretendían picar su curiosidad? Pues lo habían conseguido.

Esperó la hora de salir con impaciencia. Se sentó junto a la chimenea con un libro en la mano aunque las palabras le bailaban, sin fijarse en la página. Por mucho que se esforzase, no se concentraba en la lectura. Su mirada se perdía a través de las ventanas del balcón a cada segundo. Al fin llegó la esperada puesta de sol. La escena se rompió en franjas. Ámbar sobre el horizonte con formas geométricas recortadas a contraluz y borradas por los halos de las farolas. Por encima, una zona de transición dejaba entrever el azul del cielo y, cubriéndolo todo, el negro. Un lucero se apoyaba en el arco de la luna. Poco antes de la medianoche la luz se extinguió.

La Marquesa recorrió las calles en silencio. La ciudad no era más que un bloque de sombra encerrado en un vacío lleno de estrellas. Entre el hueco de las casas brillaba el camino blanco de la Vía láctea, el faro de los peregrinos. Seguían la misma ruta. La reja del museo estaba abierta y a través de los postigos de las ventanas se colaban rendijas de luz dorada.

Entró. ¿Para qué si no había sido invitada? El suelo estaba cubierto por la arena fina de playa. Las olas latían contra las paredes calizas. El mar se mostraba inquieto, presto a escapar por los arcos y bóvedas de la catedral de acantilados y rocas pero sin acertar a liberar el agua del lienzo que la contenía. El sol, la niebla, las estrellas sí se habían infiltrado en el interior de aquel cuarto y proyectaban un cielo diferente a cada momento. Amanecía junto al mediodía y el sol se ponía en medio de la neblina de la aurora en una noche de luna. La primera ola rebasó la orilla, la marea subía.

Avanzó por delante del agua hasta la sala de al lado. El viento seco del verano agitaba el trigo. Los árboles se alineaban en las lindes del cultivo y sus ramas se alzaban hasta la cúpula del techo tapizada de hojas. El bosque se perdía al fondo sin dejar ver su final. Una senda de tierra discurría entre los troncos y las hojas caídas crujían bajo los zapatos de la Marquesa. Más allá de los campos de girasoles se distinguían los tejados de las granjas con sus huertos, las praderas salpicadas de amapolas y los jardines de lirios. Al fondo, en las laderas de las colinas, los almendros reventaban de flores blancas. El calor abrasaba.

El sendero moría en un cercado. Unos escalones de madera y una puerta abierta daban acceso a una cocina. El horno olía a pan, en su punto y recién hecho. La Marquesa lo sacó, no se fuese a quemar, e, incapaz de resistir el impulso, cortó un pedazo. La corteza crujía y la miga, blanca y esponjosa, humeaba. Lo mordisqueó con cuidado. Estaba delicioso. Cogió un plato y se sirvió una taza de té para acompañarlo. Se sentó en el salón, en el sillón de al lado de la chimenea. Las llamas bailaban y dibujaban formas que, al igual que los sueños, se desvanecían antes de fijarse en la memoria. La Marquesa cerró los ojos somnolienta. El fuego iluminó su retrato, con la cabeza reclinada y una invitación en la mano.

5 comentarios:

José Núñez de Cela dijo...

Precioso!

ELVIRA dijo...

Qué paseo tan inspirado e inspirador.... ¡me encanta! Muchas felicidades a la amiga de madre que seguro va a disfrutarlo muchísimo.

señora dijo...

Estos días preprimaverales parece que las neuronas de la inspiración están muy activas (no en vano a esta última le has dedicado las dos entradas precedentes) y te han ayudado a gestar este cuento tan apropiado para la cumpleañera. Texto e imágenes forman un todo de lo más sugerente. La destinataria, a pesar de su avería en los pies, lo está disfrutando.Seguro

amigademadre dijo...

Siento el retraso al contestar a la primera felicitación del día. ¡Nunca he recibido una así!... Tan de mañana, tan artística, tan bella, tan personal, tan bien escrita ... Nadie ha escrito un cuento para mí.
Gracias Sol por haberme regalado este paseo nocturno por un Museo que ya he hecho mio. Magritte (te copio para mi "colección de textos sobre cielos" la descripción de la obra), Monet, Van Gogh, Giacometti.
Estoy encantada y emocionada con esta visita/regalo. Y ... sigo sentada en el sillón.

canela988 dijo...

Hola Sol, un placer pasar por tu blog hace tiempo que quería pasar y por unas cosas o otras, pues eso, que lo vas dejando y luego no recuerdas que lo tenias que hacer. Como ya te he dicho un inmenso placer leer varias de las entradas que tienes publicadas, prometo pasar más seguido para deleitarme con ellas.
Un cordial saludo desde esta Barcelona hoy triste y gris. Buen fin de semana.