Hoy el sol quiere jugar. La luz baila sin dejarme dormir más, se apoya sobre mí espalda en un arrumaco cálido. Brotan flores de mi piel y al salir me hacen cosquillas. Son pequeñas margaritas. No es preciso deshojarlas, sus pétalos son tan suaves que cuando me acarician sé que me quiere. Sólo sus besos comparten el mismo tacto.
Oigo el preludio de una melodía. El viento arrastra las flores y transforma los pétalos blancos en un piano. Las teclas se extienden a lo largo de mi cuerpo. Suenan todas a la vez. Un arpegio de marfil asciende desde mis pies. La música recorre mis piernas, su onda se hunde en la cintura para elevarse de nuevo en mis brazos. Baja por los hombros y se detiene en el cuello. Me disuelvo entre las notas. El sonido llena la habitación. Cuando ya no cabe más, el aire estalla en estrellas. Llueven destellos sobre mi piel. El final de su eco resuena en mi cuerpo.
Se me cierran los ojos, las teclas negras se condensan en mis pestañas mientras bajo despacio los párpados y cae en silencio la tapa del piano. El sol entona la nana que acompasará mis sueños.
1 comentario:
¡Precioso tema! esté que has elegido Sol. Me gusta, sencillo, tierno y emotivo.
Un cordial saludo.
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