jueves, 24 de abril de 2014

La novela ideal

La novela ideal es esa que se ha escrito a sí misma. Ha abierto una puerta para permitirle al escritor asomarse a ese mundo y compartir la historia con los personajes. El autor no añade nada, sólo es el testigo invitado, el instrumento encargado de transcribir los hechos al papel. Sobre él recae una tarea de gran responsabilidad. Es invisible, no puede interferir o cambiaría el curso de los acontecimientos y rompería la confianza que en él se ha depositado.

El escritor ha de encontrar el lenguaje que pertenece a ese mundo. Las palabras han de fundirse en su atmósfera para transformarse en el escenario en el que se desarrolla la acción. Deben ser precisas y ajustarse al carácter de cada personaje, sin desentonar o romperían la armonía de la trama. De ellas depende la unión entre los dos mundos, son la llave que, desde la primera frase, arrastra al lector al interior libro y le conduce por los vericuetos de su historia. Cada letra conforma algo vivo, una emoción, un lugar, una idea. Recorrer las páginas es viajar.  

2 comentarios:

Manuel Márquez dijo...

Hola, Sol, buenas tardes. Veo que continúas desentrañando, en una clave bastante poética (todo hay que decirlo...), los entresijos de la creación literaria. De tu dibujo, apasionado, se deduce una dedicación intensa y que te proporciona bastante satisfacción. Así que no puedo más que desearte lo que a ello mejor corresponde: duro y a no desfallecer en el empeño...

Un abrazo y seguimos trasteando.

José Núñez de Cela dijo...

Y a pesar de todo, la novela ideal aún está por escribir. Y así seguirá.

Saludos!