Mis hermanas están lejos y eso es duro, especialmente ahora. La entrada de hoy es la despedida a mi abuela de hermanísima.
No puedo dormir. La lejanía es la peor de las enfermedades. Quisiera estar allí con todos, quisiera verla por última vez, quisiera que no se hubiera ido, que me hubiera esperado un poquito más para poderle dar un beso de despedida. Es mi abuela y la quiero. Es muy duro, natural pero duro.
Voy a dejar paso sólo a los recuerdos, mi naturaleza hace que unicamente guarde buenos recuerdos de las personas a las que quiero, los malos los voy olvidando, no se estancan ni se enquistan, simplemente se van. A veces creo que ese es el secreto para ser feliz. Recuerdo la casa de Galileo con su interminable pasillo, recuerdo las muñecas de papel que nos recortaba, la ropa que le hacía a mi muñeco, los flanes, la leche frita, su porte, su risa, su agudeza. Me encantaba ver los álbumes de fotos en los que se la veía siempre tan guapa, con esa sonrisa, con esa piel tan bonita y esa ropa tan distinta a la de la moda actual, con mi abuelo, con sus amigas; en Madrid, en el chalet, con sus hijos, con sus nietos ¡Cuántos recuerdos congelados!
Mi abuela era muy peculiar, tenía un sentido de la vida personal, con muy pocos grises. Las cosas o estaban bien o mal, me resulta dificilísimo ver el mundo así pero reconozco que es muy útil y ella en su cabeza tenía una claridad que no creo que nuestra generación pueda conseguir jamás. Hay un escritor que dice algo así como que las personas no terminan de desarrollarse como personas si no han vivido alguna guerra, ella la vivió y eso la marcó pero también la hizo fuerte, con una resistencia inaudita que ha demostrado a lo largo de estos últimos meses.
Mi abuelo la adoraba, besaba por donde ella pisaba. Él no habría podido vivir sin ella pero ella tampoco era la misma sin él. Mi tío Luis ha sido su gran acompañante, mi hermana Sol, la nietísima. Ha pasado este último mes con sus hijos a los que siempre ha adorado, con la mayoría de mis primos, y con muchas personas que la querían de verdad, otros la hemos tenido presente en nuestros recuerdos, en nuestros pensamientos y en nuestras oraciones Ha habido muchas personas que han estado con ella en estos últimos meses, personas que la quieren y que la recordarán.
Hasta luego abuela. Hasta siempre.
8 comentarios:
Leo tú entrada Carmen, después de enterarme del fallecimiento de vuestra abuela. Escribiendo esta despedida en una noche de sueño inquieto, premonitorio, has hecho la mejor despedida a la abuela que tantos recuerdos os dejó.
A ti Sol, nietisima, te envio el abrazo mas fuerte .Se de tú especial relación con ella. Con el, que quiero hacer extensivo a toda la familia especialmente a vuestro padre, mo recuerdo y mi oración.
Sol, siento mucho el momento tan duro por el que estas pasando, te mando todo mi cariño para ti y tu familia en estos momentos tan tristes y donde se necesita tambien fortaleza para ser el apoyo de los tuyos.
Hada.
La verdad es que, tras leer estas palabras, incluso los que no la conocíamos, la sentimos más cerca. Sol me ha tenido informado del desenlace y considero esta pérdida como una pérdida personal. Un fuerte abrazo (lejano pero sentido).
Muchas gracias a hermanísima por este recuerdo que tan bien presente muchas cosas difíciles de expresar, un resumen perfecto de sensaciones y vivencias.
Muchas gracias a Grumpy por la complicidad que supo crear con su abuela y el amoroso cuidado, a hermanita por su bella acción final y al pescador por esas visitas que tanta alegría causaron.
Especialmente, muchas gracias a la madre de todos ellos, cuya devoción, ternura y cuidados fueron, como en ella es costumbre, más allá de toda adjetivación.
Y a cuantos escriben, recuerdan, reflexionan o rezan, un fuerte abrazo y muchas gracias.
Sol, no sabia nada. Acabo de enterarme al leer la entrañable entrada de Carmen .
Un beso enorme
Los recuerdos son regalos que perduran congelados en el tiempo. Una muy buena táctica es la aplicada por Hermanísima dejando sólo los buenos que en definitiva son los que te reconfortan y te ayudan a aceptar las ausencias definitivas.
Hoy es un día triste y la carta de Carmen así nos lo ha transmitido pero me quedo con el recuerdo de la clase que atesoraba su abuela y que ha dejado patente todos los días de su existencia.
Hoy me despido con un beso especialmente fuerte para todos.
JMD.
Un abrazo muy fuerte a todos
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