martes, 6 de noviembre de 2012

Caballeros de brillante armadura

La Belle Dame sans Merci- Waterhouse
Aunque el cerebro funcione de manera diferente en cada sexo, eso no significa que un los varones sean inmunes al efecto de la ficción. Por el contrario, los héroes de las películas y novelas también se cobran sus víctimas entre el sexo masculino, al igual que los cuentos de hadas lo hacen en el femenino. Surge así la figura del caballero al rescate de la damisela en apuros. La víctima de este delirio se ve así mismo como un salvador ante el cual caerá rendida la pobre fémina a la que ha socorrido graciosa y desinteresadamente, movido tan sólo por sus instintos más nobles. Lástima que esa idea no sea mas que un producto de su imaginación exaltada y que la mente del Quijote en cuestión, al igual que las del personaje de Cervantes, le arrastre a imitar las nobles gestas de caballería de libros y películas. Semejante presunción resulta no sólo alocada sino también ridícula, al igual que las acciones derivadas de ellas al materializarse en la realidad cotidiana. No hay que renunciar a los sueños, pero no hay que vivir continuamente en uno y conviene saber distinguir tanto los cuentos como a los cuentistas.

El primer error en su aplicación surge en la elección de "la sujeta". Está claro que estos entregados protectores se dejan llevar por el ideal de Dulcinea, que nada tiene que ver con la verdadera Aldonza, por lo cual son presa fácil de listas aprovechadas y engañabobos. La susodicha damisela en apuros no suele ser nunca una delicada e indefensa dama ni, por descontado, corre ningún peligro. El peligro reside en ella. Lo habitual es que se trate de una harpía, muy bien caracterizada, entregada a la caza de una víctima a la que embaucar. Estos desgraciados pánfilos emocionales no se le pueden ofrecer más en bandeja. La pérfida expondrá de manera novelada, digna de un óscar al mejor guión original, las desventuras de su vida ante los ojos de su paladín. Como buena damísela manifestará sus dudas y sus reticencias, preferiblemente de manera teatral aunque controlando el dramatismo (que el exceso vende poco) antes de encomendarse al esperanzado campeón. Explotará en él el poder de las emociones provocadas ante su situación de debilidad y lo reforzará al mostrar cierta desconfianza hacia su candidato a salvador, por supuesto consecuencia natural de las injusticias y los malos tratos padecidos. Paradójicamente, es el aspirante a héroe el que resulta patético. Si las cosas no salen según sus planes y su galante caballero duda, alegará dependencia, incluso de otro, lo que lejos de ahuyentarle reforzará en él el compromiso de defender a toda costa a la dama de sus demonios.

2 comentarios:

Elvis dijo...

Si es que Disney ha hecho mucho daño.... Pero al igual que el héroe, hay mucha mujer pensando que será la doña Inés de algún don Juan y se pasa la vida esperando que cambie y viendo gestos y acciones donde no las hay! Ay cuanta complicación introducimos a las relaciones..... Besos que ya es martes!

Miguel Angel dijo...

Es que las mujeres lo ponen difícil: quieren un hombre que las divierta y al mismo tiempo las defienda. O sea, un payaso ninja.