jueves, 14 de febrero de 2013

Grandes ejemplos

A lo largo de la vida se conoce a personas extraordinarias a las que se admira y, no sólo eso, sino que esa admiración crece con el trato. Son personas ejemplares de las que se aprenden los pilares fundamentales que han de regir la vida de cada uno: sus valores.

Soy afortunada. Tengo la suerte de haber contado, y de contar, con muchos de estos ejemplos entre mis seres más cercanos. La Granja ha supuesto una de las mejores escuelas en la que forjar el carácter de los primos. Sencillez, prudencia, cortesía, respeto, apoyo, fortaleza, disposición, constancia, nobleza, alegría y perdón eran los cimientos sobre los que mis abuelos habían construido aquel hogar en el que todos nos reuníamos. En medio de ese circulo destacaban la laboriosa bondad de la tita Mercedes y la acogedora calidez de las titas. En la casa se aprendía del amor de unos y la generosidad de otros. De algunos resaltaba su dulzura, que contrastaba en ocasiones con la campechanía divertida y socarrona que animaba con frecuencia las veladas.

No son los únicos ejemplos. En la rama paterna brillaba con luz propia el sentido de la justicia de mi abuelo y la dignidad de mi abuela. Mi familia, además de excepcional, es muy amplia y sólo puedo enumerar los méritos de una pequeña parte. Tampoco sus virtudes se limitan a las descritas sino que abarcan mucho más porque todos comparten, además, la inquietud por mejorar. Me he criado con el sensato positivismo de la Señora, que siempre procura disfrutar y sacar lo mejor de lo que le ofrece la vida, la brillante inteligencia del Catedrático y su dedicación al trabajo, la sociable simpatía de hermanísima, el carácter decidido de hermanita con sus sabios consejos, y el humor de mi hermano, heredero directo de la hospitabilidad linarense.

No sólo he aprendido de mi familia, sino también, por supuesto, de mi profesora favorita del colegio, aún inseparable del título de Doña en mi cerebro, pero no como un símbolo de distancia sino de reconocimiento. Ocupan también un lugar de honor esas personas que han sido casi unas segundas madres, al cuidarnos cuando no estaba la titular. Mis amigos forman una familia paralela, escogida por una combinación de afinidad y admiración. Mejor que no piensen mucho el porqué me han escogido ellos a mí, supongo que básicamente no les quedaba más remedio que resignarse a los hechos una vez que me había encabezonado con la idea de conseguir su amistad.

¡Y está House! ¿Qué voy a decir de él? Sencillamente que es único e irrepetible. Todos los días me sorprenden nuevos detalles sobre su integridad, su lucidez y su fuerza moral. Me acerco a la puerta de su despacho para comentarle cualquier cosa y me quedo allí plantada, ensimismada mientras le miro, hasta que me saca de mi adoración y me echa de allí. A veces no me curo con eso y tengo que regresar al poco rato para remirarle e incluso robarle un mimo.

Convivir con tantísima gente buena es la mejor y la mayor de las fortunas. El que sea capaz de aprovechar estas enseñanzas viene limitado por mis propios defectos pero el secreto está en no desesperar nunca. Soy optimista, quizás esa sea mi mayor virtud. Dicen que nadie es perfecto aunque muchos de mis íntimos se acercan y eso es algo genial, ya que siempre están ahí cuando se les necesita.

¡FELIZ DÍA DE SAN VALENTÍN!

6 comentarios:

Carmen dijo...

Gracias por mencionarme en una entrada tan bonita como esta ¡Menos mal que esta vez no es para contar todas las maldades que te hacía!
La verdad es que hemos sido y seguimos siendo unos afortunados y lo mejor de todo es que lo sabemos y lo valoramos. Creo que hemos sido los niños que han pasado las mejores vacaciones que se pueda uno imaginar.
Algunas de las personas de las que hablas siguen en nuestra memoría pero me alegro cada día al comprobar que la tradición se mantiene y que los vínculos y los valores perduran.
¡Feliz día de San Valentín para toda mi familia que me padece día a día y a la que quiero de verdad!

Carmen dijo...

Gracias por mencionarme en una entrada tan bonita como esta ¡Menos mal que esta vez no es para contar todas las maldades que te hacía!
La verdad es que hemos sido y seguimos siendo unos afortunados y lo mejor de todo es que lo sabemos y lo valoramos. Creo que hemos sido los niños que han pasado las mejores vacaciones que se pueda uno imaginar.
Algunas de las personas de las que hablas siguen en nuestra memoría pero me alegro cada día al comprobar que la tradición se mantiene y que los vínculos y los valores perduran.
¡Feliz día de San Valentín para toda mi familia que me padece día a día y a la que quiero de verdad!

Elvis dijo...

Un post precioso escrito con amor, cariño y admiración, una mezcla que muchos de nosotros sentimos también por ti, Grumpy. Un beso fuerte en las últimas horas de san Valentín del hemisferio sur.

I. Robledo dijo...

La Felicidad, creo, no existe...

Pero si existen pequeños momentos de felicidad, sobre todo cuando se es consciente de que, realmente, pueden existir esos pequeños momentos de felicidad...

Bueno, yo me entiendo...

Anónimo dijo...

Qué entrada tan entrañable, bonita y conmovedora.
es cierto que estamos rodeados de gente maravillosa, de una familia fabulosa que nos deja una huella y unos cimientos imborrables.
Yo por el contrario sí que creo en la felicidad, imagino que depende del carácter y la experiencias de cada uno y desde luego es cierto todo lo que dices, y de la forma que lo dices.
Hemos sido unos privilegiados y lo seguimos siendo, espero que por muchísimos años. pal

Anónimo dijo...

Me ha encantado tu entrada...
Es cierto que tenemos mucha suerte...yo me lo repito todos los días: mi familia, la que tengo y la que he elegido (porque eso son los amigos de verdad) son los que me mantenéis aquí...luchando día a día por seguir un poco más.
Un beso muy grande.
Sole.