viernes, 25 de abril de 2014

Si la luna se da la vuelta

La luna se ha dado la vuelta y ya no mira a la Tierra. Ahora es el planeta el que contempla asombrado su cara oculta. La noche ya no es oscura. El cielo es un gran diamante que ha atrapado en su interior el fulgor de las estrellas. La luna oculta no es una perla de nácar, es un zafiro de agua engarzado sobre un halo de destellos de oro y plata que deslumbran al mirarla. No refleja la luz del sol sino que irradia su propia magia.

Todo es posible bajo la magia de la luna oculta. Se han borrado las fronteras entre realidad y sueño. Las sombras transparentes de la oscuridad se asoman. Sus figuras resplandecen bajo la nueva luna. Se escapan de la fantasía para surcar el día. Envuelto en polvo de plata, al pasar la segunda estrella a la derecha, un barco pirata navega hacia el País de Nunca Jamás: Peter Pan ha crecido.

Al bajar de la montaña, los lobos lloran con sus aullidos la pérdida de su luna blanca. No desean ser humanos y verse obligados a habitar la ciudad de cristal. Transformados, sin voz, sin sueños, sin corazón, recorren las aceras sin apartar la mirada del reflejo azul en las ventanas. Desorientados buscan un nuevo hogar. Desconocen su nuevo mundo mas no recuerdan su origen, y son incapaces de encontrar su lugar. La libertad ya no les pertenece. Según su forma cambia, se olvidan de las rocas, se olvidan de los árboles y olvidan que añoran su lado salvaje.

Las princesas son víctimas encantadas del hechizo extraviado de un hada. Esperan al villano que ha de rescatarlas. Si el príncipe llega a tiempo, el hechizo será eterno.

En el desierto el relieve de las dunas se alisa cuando surgen los dragones que dormían en su lecho. Al despertar estiran sus cuerpos para sacudir la arena que los cubría. Abandonan su refugio bajo tierra y desencadenan una tempestad de arena y fuego cuando levantan el vuelo. Fluyen coladas de lava entre las grietas abiertas. El viento exhala su último aliento. El desierto no late, no respira, es sólo un terreno inmóvil, abandonado y muerto. De sus restos renace el océano de los primeros tiempos: el mar de los dioses, de las leyendas, de los cantos letales de sirenas. Emergen reinos submarinos con murallas de coral. El agua se alza desde las simas en olas del tamaño de montañas, cordilleras tan altas que las crestas cuelgan en largas agujas heladas.

Las brujas salen y preparan su aquelarre. Se calzan su mejor gorro y guardan en su maleta su viejo libro de pócimas. Con un gato en su regazo levantan el vuelo en sus escobas. Las brujas danzan. Sus siluetas picudas tiemblan en medio de un círculo de tinieblas, de sombras apagadas por velas de oscuridad. Fantasmas de carne y hueso, y sin alma, surgen de los cementerios para reunirse con ellas. Tras su largo descanso no han recuperado la vida, pero sí las fuerzas. Los vampiros se levantan sin miedo al amanecer, les protege la magia negra de las brujas que, en pleno apogeo, urden conjuros perversos bajo el sortilegio de la luna azul. Una bandada de murciélagos gigantes emprende el viaje de regreso a Transilvania. Marchan hacia las criptas en ruinas de sus castillos en los Cárpatos. Van dispuestos a hacer estragos. Las brujas ríen y en el cielo retumban los truenos. La noche se encapota de pesadas nubes grises.

El aire sopla con violencia. Se filtra entre las rocas con aullidos desgarrados. Desgaja una aguja de hielo y arranca un jirón de nieve de la cumbre más alta de las montañas. Aire, roca, hielo y nieve forman una nube blanca que desafía a la tormenta maléfica. Bajo el roce de su lanza se deshacen las tinieblas. La nube es luz, un unicornio que cabalga hacia la luna azul. Se detiene frente a ella. La luna se queda quieta. El unicornio la rodea y la luna, complaciente, se da la vuelta.



1 comentario:

Yo misma dijo...

Qué maravilla! He esperado mi rato de tranquilidad para leerlo y ha sido abrir el regalo más mágico! Tienes un don, una estrella que brilla. Gracias por tus palabras, por tu imaginación y por compartir. Gracias