lunes, 21 de noviembre de 2011

"Le Rouge"


"Theatre" Norman Rockwell
Si tengo que escoger un cosmético favorito, ese es sin lugar a dudas y desde mi infancia el pintalabios. No es que fuese aficionada a pintarme cuando era pequeña, tardé mucho tiempo en hacer buenas migas con el espejo y con el maquillaje. Además, para esas cosas con mi hermanísima había más que suficiente, ella sola compensaba más que con creces mis carencias en esos asuntos.  Mi madre tampoco hacía uso del lápiz de labios, se limitaba a una barra de cacao y con eso le bastaba. Sin embargo, tanto la abuela como la tita Mercedes de Linares tenían unas vistosas barras de un tono rojo intenso que, inevitablemente, llamaban la atención, no sólo la mía sino la de cualquiera. Cuando llegaba la feria nos disfrazábamos con los viejos y polvorientos trajes de gitana olvidados en los baúles del antiguo granero (también conocido como cuarto de los juguetes entre los niños y de las ratas entre los adultos). Sólo los usábamos para estar en la granja porque su estado no era sólo lamentable, sino impresentable. Habían sido de nuestras madres en su adolescencia por lo que nos estaban grandes, aunque subsanábamos ese detalle con el truco de recoger los volantes con una cinta que atábamos a la cintura. Así se acortaba por delante para evitar tropiezos, e inevitablemente arrastraba por la parte trasera lo que le otorgaba el efecto de una singular "cola". Era entonces cuando nos aplicábamos un poco de aquel pintalabios rojo. Ya entonces descubrí que iba bien con mi piel descolorida y que, un toque en las mejillas, corregía mi palidez y mejoraba notablemente mi aspecto.

Tengo toda una colección de barras, aunque la mayoría de ellas son de tonos muy semejantes. No salgo sin pendientes ni sin pintarme los labios, incluso en las guardias llevaba una en el bolsillo del pijama (y también un pincelito) y me retocaba con ella cuando era necesario. Si me avisaban por la noche, además del gruñido de rigor me ponía el pintalabios. Es una terapia para los días de bajón, un poco de rojo en los labios mejora la cara y el humor. Tras esta declaración no me extrañaría que en navidades mis conocidos me inundasen con barras bien intensas, así que haré un análisis de mis favoritas, para que no se equivoquen. Como a cualquiera, me gusta lo bueno. Esto no siempre implica que lo más caro sea mejor, aunque sí que es cierto que tampoco suele serlo lo más barato.

Uno de los factores a valorar es la duración. Para ello es fundamental usar un perfilador y la aplicación con pincel es mucho más eficaz que el mero deslizamiento del producto sobre el labio. En casos en los que se requiera que aguante bien es recomendable utilizar primero una base fijadora, usar el perfilador del mismo tono que la barra para rellenar el labio (siempre con líneas verticales para hacerle ganar volumen), aplicar la barra con pincel, quitar el exceso con un tissue, empolvarlos ligeramente (y retirar también lo que sobre de los polvos) y proceder a colorearlos de nuevo. Los perfiladores resistentes al agua duran aún más.

En cuanto a los colores: el rojo anima a todo el mundo aunque no se puede usar con el pelo desaliñado. Un toque de máscara de pestañas es aconsejable ya que causa la impresión de ir "arreglada".
Los tonos oscuros no se deben utilizar en los labios finos o estos, en lugar de ser realzados por ella, parecerán aún más delgados.
Los labios oscuros van a oscurecer el color de la barra. En este caso los colores naturales y beiges suelen destacar y quedan muy bien. Sin embargo, para los labios pálidos suponen una idea pésima. En este último caso, aunque la barra parezca muy oscura, no lo será tanto una vez puesta y, seguramente, hagan que la tonalidad vire un punto hacia la gama de los rosados.
Los tonos violáceos en la gente pálida pueden empeorar la sensación de lividez. Sin embargo, en pieles con color quedan muy bonitos.
Los rosas y las pálidas pelirrojas no se suelen llevar bien. Mejor rojos, anaranjados y marrones. Con las rubias congenian sin problemas.

Con respecto a mi opinión, (que nadie se crea que son verdades absolutas, que cada persona es un mundo), sobre las diversas firmas:
Las barras de YSL se cuentan entre mis favoritas. Tienen unos tonos preciosos y son duraderas sin resecar, aunque en algunos casos me he encontrado con el problema de que se ponen rancias. Esta última temporada ha sacado una gamá de Rouge Perlé muy cubrientes e hidratantes. De esta casa no me convencen sus perfiladores.
Las de Chanel me encantan. El Rouge Coco es muy hidratante aunque tiene el problema de que no es excesivamente duradero. Los Velvet son mates pero sin resecar. Sus perfiladores son excelentes, tienen además un pincel en uno de sus extremos que resulta muy útil. Se puede aplicar el perfilador y encima algo de cacao para hidratar y difuminarlo con el pincel. El único problema es el precio.
De Estée Lauder fue la primera barra de lujo que tuve. Sus colores son muy bonitos y siempre me han funcionado muy bien.
Clinique no me convence, aunque me gustan los colores, cambian bastante una vez puestos. Los hidratantes no duran mucho y los otros resecan.
Bourjois tiene una línea que se llama Sweet Kiss que hidrata y dura mucho. El resto no va igual de bien.
Guerlain es caro sin ser nada del otro mundo. El color dura pero resecan.
Dior dura poco y se sale con facilidad.
Kanebo es muy caro, aunque también es realmente muy bueno.
Shisheido tiene colores intensos que duran, además de no resecar.
Lancôme dispone de una gran variedad, con colores muy bonitos. Suelo comprarlos con cierta regularidad y me han dado siempre buen resultado. Una de mis barras favoritas es una descatalogada de esta marca que, pese a tener ya muchos años, la reservo un poco y no se ha puesto rancia (ninguna de las de esta marca lo ha hecho nunca).
Elizabeth Arden tiene un fijador muy bueno pero, en lo referente al colorido y la textura, al igual que Elena Rubinstein, no me aporta nada especial.
MAC también me gusta, así como Bobby Brown.
L'Oreal tiene un amplio surtido, más o menos cubrientes y más o menos hidratantes, pero la relación calidad-precio es de las mejores. De Maybelline me gusta su máscara (no así la de L'Oreal)
No me gusta Max Factor, las que he comprado no son lo que esperaba. Margaret Astor no está mal, aunque tampoco me mata. Revlon tampoco me convence.
Por cierto, no he probado las de Sephora, así que no puedo opinar.



1 comentario:

inma dijo...

¡Esto si que es una tesis sobre pìntalabios!;la verdad siempre me ha dado mucha envidia los labios que pueden pintarse y lucirse, yo es una parte del maquillaje que por mi escasez de carnes en dicha zona no suelo usar. Pero si tengo que hacer un regalo ya se donde buscar