jueves, 18 de abril de 2013

Arriba y abajo

Subir es ir hacia arriba, a más o a un nivel superior, está en la definición y no es necesario reiterarlo. Bajar también es siempre hacia abajo y tampoco precisa remarcarlo. Voy arriba, voy abajo, subo, bajo, pero no se recalca si se sube o si se baja hacia arriba o hacia abajo, ¿para qué? Cuando se oye por accidente es una frase que chirría y que te hace preguntarte si será que el que la ha emitido sabe hacerlo en sentido contrario y, en ese caso, ¿cómo?

Subir cansa, bajar suele costar menos aunque hay quien sube sin esfuerzo al cielo y nadie, salvo Orfeo, baja voluntariamente a los infiernos. Salvo en esa circunstancia, subir suele ser más lento. Claro que también queda la opción de subir un piso en ascensor y, para hacer ejercicio, o no tener que esperarlo, bajar luego por las escaleras. Se sube una inmensa montaña en una mañana, o en varias, y tras llegar a la cumbre se baja una cuestecilla empinada en poco menos de una hora. Subirse sobre un caballo puede requerir cierta habilidad, sin embargo bajarse es tanto más rápido cuanto menos diestro, o más novato, sea el jinete. Si se fracasa no hay que avergonzarse y bajar la cabeza, sino subirla de nuevo para erguir el honor.

Si se pretende construir algo, se hará bien si las paredes suben, lo contrario sería no ya que bajen, sino que se derrumben. Algo similar le sucede a la economía (ejem), suben los precios y baja el poder adquisitivo (si bajan los sueldos, todo parece subir aunque en realidad no sea así). Se sube en el trabajo y con ese ascenso también lo hace la autoestima, pero si se sube el vino en un mal momento se puede volver a bajar de puesto y acabar con la moral por los suelos.

¿Es mejor subir o bajar? La respuesta obvia depende de dónde se desee estar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Qué bien se suben las cuestas abajo!

Tema complicado el de hoy. La vida es una noria en movimiento.

Para poder vivir, los pulmones tienen que subir y bajar constantemente, el corazón tiene que expandirse y contraerse de la misma forma, los políticos tienen que dar y recortar, las leyes tienen que obligar y otorgar, los curas tienen que recordar donde esta el cielo y donde el infierno, por cierto, nunca he tenido muy claro en que dirección se encuentra el infierno.

Las bajadas del caballo y del vino las conozco muy bien. Hay que volver a poner el pie en el estribo y aprender a controlar, con maestría, “las empinadas”.

Respecto a si es mejor subir o bajar, me resulta difícil contestarte, a mí, en estos casos, me gustaría parecerme a los gallegos.

Un beso, JMD.