miércoles, 10 de abril de 2013

Cielo

Hay amaneceres lavados con acuarelas. El fondo es un cielo de un azul tan pálido que posee una extraña transparencia y deja ver al trasluz el último rosa de la aurora. Sobre el cielo unas líneas cruzadas insinúan  jirones de nubes blancas y en el horizonte se apoyan otras nubes más pesadas, trazadas con un pincel mojado en un gris denso con matices violáceos.

Hay amaneceres opacos, pintados con témperas. La oscuridad no tiene estrellas, ni fondo, y se torna lentamente en un añil profundo. El cielo del día que empieza recuerda al mar, azul y mate, del final del ocaso. La luz despunta con timidez, los contraluces recortan el perfil de la ciudad en una sombra negra bajo el cielo marino. Con la claridad los edificios ganan volumen y forma, y el azur se desvanece hasta perderse en un gris de lluvia.

El amanecer puede ser tan ligero que se diluya en acuarelas o limitarse a mutar al azul desde la oscuridad, pero siempre, según surge, se dispersa y te rodea sin que te des cuenta. El atardecer es diferente. Son colores al óleo: calientes, brillantes, llenos de cuerpo y de contrastes. El atardecer se concentra en un punto hasta el que se traza una línea y se revela un camino. ¿Quién no ha deseado nunca encontrar el lugar en el que el Sol besa a la Tierra para despedirse de ella antes de ocultarse? Es un pico de una sierra, o la hondonada de un valle, que parece estar cerca, se diría que casi al alcance de la mano. Sólo es necesario dar unos pasos tan rápidos que puedan adelantarse al descenso del astro y una vez allí, esperarle, seguirle y descubrir su escondite. Sin embargo, al caminar no se avanza. El horizonte se aleja y bajo la luz de la luna todo cambia. ¿Qué secreto se guarda tras el ocaso?

3 comentarios:

https://javiercomas.blogspot.com dijo...

Comentario a la altura de la obra... gracias!

JMD dijo...

Si una buena descripción pudiera llegar a considerarse como arte, tú eres una artista.
Un beso, JMD.

Manolo Torres dijo...

Bellísima entrada que consigue elevar a lo más alto las sensaciones que pueden sentirse al ver un amanecer o un anochecer. Para mí, son quizá los momentos más mágicos del día. Saludos, manolo.