domingo, 3 de junio de 2012

Primores

Un primor es una persona buena, alegre, cariñosa y sensible. Manifiesta empatía y cordialidad con los de su entorno y da gusto estar con ella. Es curioso que esta virtud se asocia sobre todo con la gracia y la ternura de la infancia y se pierde, con frecuencia, entre el pavo de la adolescencia.

Sin embargo, puede ocurrir que algunos nunca dejen de serlo. No sólo eso sino que, a lo largo de los años, el encanto del que han hecho gala toda su vida se acumule y pasen a convertirse en "insignes primores".

Esto ocurre en mi familia. Tengo la inmensa suerte de estar rodeada de primores por todas partes. Por supuesto House es un primor, no sólo en mi opinión sino que eso mismo lo afirmaban tanto mi abuela como la tita Mercedes, a las que conquistó sin remedio. Otro grandísimo primor, al que no llegaron a conocer, es su amigo del alma.

La familia en la que se cae es una lotería, sin embargo los amigos se escogen y las afinidades hacen que se mantengan a lo largo de los años. Por eso, aunque House sea hijo único tiene un hermano. Los vínculos que le unen a su amigo son tan fuertes como los que me atan a mí con mi parentela. Ni que decir tiene que estoy encantada con mi cuñado y cuando estamos con él me siento igual de bien que en las entrañables reuniones familiares. Hemos abusado de su hospitalidad en distintos puntos del mundo, la primera vez en San Francisco y las últimas veces en Ginebra, pasando por Chicago y Frankfurt. Su hogar siempre ha sido acogedor y nuestras estancias memorables.

Es bueno, sensible, sensato, cariñoso, alegre, fuerte e inteligente: un auténtico primor.

¡Muchísimas Felicidades!


1 comentario:

House dijo...

Poco puedo añadir a la cantidad de cosas bonitas que sobre mi hermano mayor ha escrito Grumpy, aparte de sumarme a los buenos deseos de que pase un día magnífico, comienzo de un año lleno de cosas buenas.
Quizá decir que si algo le define en estos tiempos caóticos del todo vale, el beneficio rápido, el sálvese quien pueda y tonto el último, son su decencia y su dignidad. El tener unos valores honestos, buenos y humanos, que resultan anacrónicos cuando lo material mide y regula todo.
Sigue así, intenta ser feliz y consíguelo porque realmente lo mereces solamente por ser tú mismo.