domingo, 17 de junio de 2012

CRÓNICA DE UNA BODA ESPERADA

Lugar: Ermita de Nuestra Señora de Linarejos
Temperatura: casi 40ºC de calor seco.

¿Por qué hay tantos hombres enfundados en un chaqué sudando a la gota gorda? ¿Por qué las mujeres llevan plumas, flores y vaporosos chales? ¿Por qué están todos tan impacientes como elegantes?¿Qué sucede?

Se acerca un coche. Se detiene a pocos pasos. Todos callan y lo observan con atención. No es un vehículo cualquiera, se trata de un espectacular Aston Martin del que se baja el mismísimo 007. Al verle, nadie corre a protegerse, sino que se acercan con los brazos abiertos hacia el peligroso espía. Bond sonríe y saluda a todos con el encanto pícaro que le caracteriza... y le delata. ¡Es Titón! Parece el protagonista de la película, pero no. También él se queda delante de la explanada de la iglesia a esperar. Mira la carretera, pendiente de los coches que llegan, no sea que se le escape el que busca.

Llega más gente, todos lucen sus mejores galas. Hablan unos con otros, sin perder de vista la carretera. Ahora lo que se acerca un Mercedes. ¡Es el que todos esperan! Lo adornan lazos y flores, y para hacer sentir su presencia toca el claxon según se aproxima a la ermita. En su interior viaja una preciosa princesa vestida de blanco y envuelta en un velo de encaje que saluda a su público con la delicadeza de una reina ¡Es una boda! ¡Qué guapa y feliz está la novia! Los presentes persiguen su vehículo con la mirada, y con los pies. Pasa de largo. Confusos, corren tras ella. Se marcha ¡La han perdido! ¡Ah, no! Ahí regresa de nuevo, se oye el sonido del claxon antes de doblar la esquina y reaparecer. Es la señal para que todos se resguarden del calor en el "cálido" interior de la ermita.

Dentro de la capilla la temperatura es incluso más elevada que en el exterior. Los abanicos trabajan sin parar. Los bancos de delante son los únicos ocupados. El resto está vacío. Los invitados buscan una inexistente corriente de aire en la que refrescarse. En la parte de atrás, sin bancos, se amontonan los espectadores. La curiosidad vence al calor. Tienen todos tantas ganas de ver a la novia que no quieren moverse de ahí y bloquean la gran puerta de acceso. Mientras la sonriente princesa baja del coche y se coloca el vestido, la cola y el velo, los invitados se besan, conversan y tratan de ponerse al día en un minuto, y desviar con el bullicio la atención sobre el calor que transforma la iglesia en una improvisada sauna.

La novia consigue entrar, casi ha tenido que colarse por un hueco. Suena la música de "Juego de Tronos". Entre susurros y comentarios de admiración avanza por el pasillo. Mira a los lados, emocionada. Es guapísima y está radiante. Irradia dulzura, cariño y simpatía. Brilla con luz propia. Sonríe y con ese gesto tan suyo, resplandece. El vestido es sencillo, elegante y precioso, como ella. Del cabello negro recogido sale una mantilla blanca de blonda que la transforma en la princesa de cuento del día. Su príncipe azul, que nunca fue rana, le espera feliz y emocionado, delante del altar.

La ceremonia del enlace de los novios da comienzo entre el rítmico aleteo de los abanicos, y los acordes y desacordes del coro. Pasti sube al púlpito. Es la primera en hablar y lo hace sobre su infancia. Durante esa época se convirtió en la sombra encargada de vigilar a su travieso hermano. Con aquella supervisión sus padres pretendían influir en el niño y conseguir que se portase bien. El plan fue un estrepitoso fracaso. El ocurrente chiquillo se las ingeniaba para que cualquier ingenuo que estuviese a mano, colaborase en sus barrabasadas. A continuación Pasti le cedió la palabra a Posti. Éste se inspiró en los tradicionales poemas de brindis del abuelo Andrés para dedicarles una versión adaptada a los novios. Lo hizo al más puro estilo del abuelo, y para lograrlo revisó antiguos vídeos y estudió la entonación y las pausas que les daba a sus palabras. Fue precioso, nostálgico y muy emotivo. Yoladina y el Gris no sólo les aconsejaron con su sabiduría, sino que también les agradecieron el hecho de haber compartido su idilio con todos los presentes. Antes de terminar, Titón leyó sus votos: habló de la familia y echó la vista atrás, y se remontó a los inicios de su relación: desde su comienzo en un viaje del Instituto, hasta los momentos más duros que han sobrellevado juntos y sin flaquear durante estos 10 años. Hacía cada vez más calor, pero más importante que la temperatura, y lo que contribuía a hacerla llevadera, era la calidez que arropaba a los contrayentes, el amor con el que se miraban y el cariño de todos los que éramos testigos de su unión.

Una vez declarados marido y mujer, le llegó el turno a las felicitaciones y a las fotos con la pareja. Todos deseaban retratarse con los nuevos esposos. El pobre párroco se vio finalmente obligado a echarnos de allí para poder oficiar su misa habitual de la tarde del sábado. Fue le excusa perfecta para empezar a celebrarlo a lo grande. Estábamos al borde de la deshidratación y era imprescindible reponer líquidos. La comitiva nupcial se dirigió en pleno a la cercana Hacienda El Campero. Por el camino, los fotógrafos raptaron a los novios mientras que a los invitados, en el jardín, nos servían unos estupendos aperitivos para entretener la espera. Cuando el nuevo matrimonio fue liberado de las tareas de inmortalización, brindamos y pasamos a las mesas y nos sentamos (¡los tacones cayeron debajo de los manteles y los torturados pies gritaron al unísono ¡al fin! ). Disfrutamos de más aperitivos, a los que siguió una mariscada fresca y deliciosa. Entremedias un sorbete de limón que incluso a mí me gustó (y nunca lo hace, pero éste me recordaba a un lemoncello suave), y como plato fuerte (no fuese alguien a quedarse con hambre): una paletilla de cabrito en su punto, muy jugosa y con la carne muy blanca.

¡Quedaban los postres! Entre recoger, montar el armazón en el que colocar la tarta, el ritual de cortar cada piso con la espada de rigor, los brindis, los ¡Vivan los novios! y los numerosos ¡Qué se besen! (para lo que no se hicieron los remolones) pudo bajar la comida lo suficiente como para hacerle un hueco a la estupenda tarta milhojas que recordaba a los pasteles alemanes de Hojaldres Moreno que tanto me gustan. ¡Riquísima! La acompañaba una tulipa con helado que se agradecía con el calor aquel, aunque hacia el final de la cena la temperatura mejoró ligeramente.

Tras la cena, cantamos, sin dar una nota a derechas, unas sevillanas compuestas por el Fernández, con gracia, salero y mucho cariño. Tras aquel intento que confirmó que nadie de la familia ha sido llamado al bel canto, empezó la barra libre. Para lubricar las gargantas con algo más que alcohol, incluyeron una novedosa fuente de chocolate rodeada por bandejas de frutas, barquillos, nubes y profiteroles, que había que pinchar y sumergir en la cascada del chocolate fundido. Nadie podía comer más pero la curiosidad gastronómica, la estética y la atracción por el chocolate pudieron más y la fuente fue tomada al asedio por el numeroso grupo de golosos (entre los que me incluyo). Buenísimo aunque por desgracia poco digestivo. Un poco de baile ayudó a bajarlo y a recolocar las tripas con el movimiento.

Los nuevos esposos nos hicieron esperar antes de animarse a bailar ellos. Su actuación estelar fue otro momento memorable. Empezaron con una canción empalagosa, lenta, de las de baile de instituto. Se oyó un “ring-ring” ¡llamaban a la puerta! ¿Quién sería? Pues ni más ni menos que Posti con un sombrero y un CD para que cambiasen la música de dormir a las moscas y en su lugar dar paso a ¡Michael Jackson! Titón se calzó el sombrero y se transformó en Jacko: su imitación del estilo del artista nos dejó a todos pegados en el sitio con la boca abierta. La novia se unió a él, con el inconveniente de la cola de la falda (el artista nunca tuvo que lidiar con una traje similar y no habría salido tan airoso del trance). Un nuevo “Ring” les obligó a detenerse. De nuevo Posti, en esta ocasión con un sombrero blanco y más Michael. Pompidulp se colocó el sombrero y ambos se transformaron en Smooth Criminals. Lanzaron el gorro y comenzaron unos acordes tenebrosos, con risas de espectros. La representación que hicieron de Thriller fue antológica.

El baile continuó y nos recogimos casi a las 5 de la mañana mientras los más jóvenes seguían, inasequibles a la fatiga y al desaliento, hasta que les echaron a las 6. ¡Fue una boda entrañable, divertida y preciosa!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Una crónica que no puede ser más fiel a la realidad. Leerla es como volver a vivir el acontecimiento.

Aprovecho la ocasión para agradecer a todos, familiares y amigos, que nos acompañaran en un día tan feliz. Agradecer especialmente las muestras de cariño, la generosidad y la alegría que apartaron todos, sin excepción, para que resultase un acontecimiento inolvidable.

Agradecer muy especialmente al Padre Arenas por el toque tan entrañable que supo darle a la ceremonia y sobre todo, por el esfuerzo que realizo al desplazarse desde Sevilla exclusivamente para casar a Paquita y Titón y volverse inmediatamente después por motivos de agenda.

Gracias a todos. Besos para ti, JMD.

Anónimo dijo...

"Mucho tiempo esperando el gran evento...y ya ha pasado...Es lo malo y lo bueno a la vez que tiene el tiempo, que pasa...
Pasamos un día estupendo (y sí, muy caluroso hasta que anocheció y la temperatura empezó a bajar...). Comimos muy bien y bebimos
lo que quisimos; hablamos, besamos (hay que saludar a todo el mundo...y algunas veces dos veces) reímos, lloramos (la ceremonia
fue muy emotiva, más de una dejo caer unas cuantas lágrimas) y sobre todo, nos alegramos mucho de la felicidad de los novios...
Muchas felicidades, chicos, sed muy felices y dad nietos a la abuela Li (no tiene que ser ya, tranquilos...). Un beso muy grande. Sole."

Anónimo dijo...

Qué ganas de bodorrio que teníamos!! ...Yo continuaría disfrutando de una boda tan preciosa, cariñosa, tan bien preparada y con tanto detalle..(una pena que me tuviera que ir pronto 4:30)
Personalmente, yo lo pasé increiblemente bien.
Me viene a la cabeza la ceremonia que se hizo tan bonita, con tanta participación, con tanto cariño de todos, del sacerdote amigo de Titón, lo bien acompañado de las canciones tan bien elegidas al gusto de los novios y ¡Como no!cuando yo ya creía que había superado toda la empoción de la boda sin soltar una lágrima, salió Titón, que es un grande y me emocioné....sniff!
¡Claro! Que hoy leyendo a Groumpy, se me han saltado otra vez las lágrimas.
Fue una boda muy deseada de dos primos muy muy queridos.
Todos sabemos que serán muy muy felicies pero, aún así, les envío mis mejores deseos.
Muchos besos a todos.
Pal

José Miguel Díaz dijo...

Por fin el ajetreo de estos días me permite tomarme un rato de relax frente al ordenador. No sabría que decir que no hayáis dicho ya. Paquita y yo nos sentimos eufóricos por lo bien que salió todo, por la cantidad de emociones buenas que nos regalasteis y por la felicidad que tenemos de poder estar juntos. La ceremonia salió estupenda, el banquete soberbio y los invitados geniales.
Poco me queda decir que no haya dicho ya desde el púlpito de la iglesia. Agradecer a todos los que participaron,a Salu por sus peticiones tan familiares y sensatas, a Yoladina y Gris por las palabras tan bonitas que nos dedicaron. A mis hermanos, Posti y Pasti, que tuvieron la difícil labor de romper el hielo, y lo consiguieron, además de dejarnos una sonrisa dibujada para el resto de la ceremonia. El cochazo de 007 es un detallazo que jamás olvidaré, gracias tito.
Todo salió estupendo y me alegro de que nos acompañarais en un momento tan importante. Por supuesto los que no pudieron estar, estuvisteis presentes en nuestras conversaciones y en el relato de más de una anécdota divertida, pero os echamos de menos.
Un abrazo a todos....especialmente a Grumpy por su crónica y a Posti, que no puede faltar.
Paqui y Titón

Anónimo dijo...

Grumpy que bonita explicación de la boda. Los que no pudieron estar, la vivirán y para los que asistimos ….…”la belleza perdurará en el recuerdo”……….
Y&G