El azar hace que unos nazcan con estrella, ese mismo azar que hace que otros nazcan estrellados. No es el azar de la lotería, aunque haya muchas cosas dentro de la ruleta. No es tampoco una cuestión de dinero y éxito, en los que los factores trabajo, arrojo, ambición y la capacidad personal de decisión y elección tienen mayor peso que la suerte innata. No obstante, el que opta por esa meta en la vida, lo hace a expensas de abandonar otros caminos. Todo tiene un precio y son muy pocos los verdaderamente afortunados que consiguen su objetivo sin sacrificar nada. Quizás en lo material, si uno no permite que la espiral de sus pretensiones le arrastre, se controla más la progresión y los daños colaterales que cuando los intereses se sitúan en la esfera emocional. En ésta el resultado depende, habitualmente, de alguien más aparte de uno, y ese alguien debe estar también por la labor, o ser persuadido para ello. ¿Qué es más difícil: el autocontrol en el primer caso o la persuasión en el segundo?
Siendo médico se ve que en la salud influye, y mucho, la fortuna. Los factores ambientales controlables se asocian al azar de la genética hereditaria o a las mutaciones de novo. Sin salud las actividades se limitan y las demás preocupaciones pasan a un plano secundario. La dolencia no sólo afecta al enfermo sino que repercute en toda su vida, en su rutina y en la de sus allegados. Es innegable que la enfermedad se lleva mejor con el cariño de los que le rodean, pero eso no hace que se disfrute de esa situación. Aún así ni siquiera una enfermedad incurable es un impedimento para alcanzar la felicidad, pese a implicar un duro replanteamiento vital. Aprender a disfrutar del momento, no contar con el futuro, pero vivir con sueños y esperanzas enfocados en el presente, es algo que no consigue todo el mundo. Sin embargo los pacientes que lo logran transmiten serenidad y su trato es reconfortante. He tenido la "Suerte" de conocer a varios de ellos, y también la desgracia de perderlos. Me han enseñado mucho. En su recuerdo siempre me queda el inolvidable poso de su excelencia.
3 comentarios:
El ultimo dia de consulta un paciente me sorprendia una vez mas. Joven, en las ultimas etapas de un tumor que sabe incurable, acompañado por sus padres, y con un buen estado fisico, me decia: Dra., si yo estoy bien., hay cosas mucho peores!! Y sonreia con cara de preocupacion por el sufrimiento de sus padres. El podia con esto. Ellos no. El solo espera un rayito de sol cada dia... Los dias que sean... Y es feliz con ello. Que leccion y cuanto amor derrochaba. El azar le dio lo peor, y el saco lo mejor
Me uno a tu reflexión compartiéndola y sintiéndola como mía.Sobra la enfermedad (¿la no-suerte?) me gustaría que escribieses algún día.
Como siempre da gusto empezar el dia con estas lecturas-reflexiones tan didacticas emocionalmente.
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