martes, 14 de mayo de 2013

Fugas con cuento

Con relativa frecuencia, las heroínas de los cuentos huyen de su destino en algún momento de su historia. Siempre me he preguntado si el galán de Cenicienta tenía verdadero interés en la chica porque ¿cómo es posible que escape de sus brazos al oír las campanadas de medianoche, pierda un zapato, corra medio coja calzada con un rígido escarpín de cristal en un pie y con el otro descalzo y, pese a ello, no la alcance? El cuento no dice que el Príncipe luciese una armadura, porque esa sería la única explicación razonable a su torpeza. No contaba con que sus padres debían de estar tan desesperados como los de Alberto de Mónaco para que sentara la cabeza y que, por lo tanto, mandaran al pobre chambelán casa por casa hasta dar con la muchacha. Por suerte o por desgracia el enviado no tuvo que irse hasta Australia. 

Blancanieves huye del cazador, en este caso con el beneplácito de éste. Al principio nadie, ni siquiera el sabiondo espejito, es capaz de revelar su escondite en la cabaña de los enanos. La princesa les organiza la vida de tal modo a los hombrecillos, que antes de su llegada vivían sin reglas y tan tranquilos, que no es descabellado pensar que alguno le diese el chivatazo a la reina. ¿Quién de los siete? Es probable que Mudito, porque no despertaría sospechas. Seguro que muchos acusarían a Grumpy (pero sé de buena tinta que no es ningún soplón). Eso sí, una vez descubierta la doncella, el héroe también la encuentra ¡y justo a tiempo para rescatarla! (seguro que entonces sí que fue Grumpy el encargado de arreglar las cosas). 

Antes de marcharse "precipitadamente" Piel de Asno tiene tiempo de matar al burro prodigioso de su padre y vestirse con su piel para así pasar desapercibida. Sinceramente, como disfraz no me parece el más discreto aunque, paradójicamente, consigue huir sin llamar la atención. Eso sí, cuando el Príncipe Azul la espía, se viste de punta en blanco ¿casualidad? En esto coincide con la Cuidadora de gansos, que se teje un traje de juncos (que debía picar por todas partes), que también se quita oportunamente mientras es observada por el héroe de turno, que cae rendido a sus encantos. ¡Qué pillina!

Lo de la Bella Durmiente tiene delito. La guardan en el bosque hasta el último momento y, en su cumpleaños, en vez de esperar un día más, que habría sido lo más sensato, la llevan a Palacio donde, por supuesto, cae víctima de la maldición de la que la protegían. ¿Qué esperaban? ¿Qué la bruja no aprovechase la oportunidad que le servían en bandeja? ¿Tan agotador era cuidar de la criatura que todos necesitaban dormir cien años para recuperarse de la tarea?

A pesar de este análisis, lo más gracioso es que todos estos ejemplos funcionan perfectamente dentro de sus respectivas historias. Los héroes son hermosos y buenos, aunque no impresionen de muy listos. Los malos son más imaginativos en su perversidad pero, pese a todas sus ideas, no consiguen salirse con la suya. Definitivamente son cuentos y sus autores tienen mucho mérito. 

2 comentarios:

Carmen dijo...

La realidad supera la ficción ya que no me imagino mejor príncipe que mi tito Anto ni mejor princesa que la tita Chani. Aunque no pasaron las penurias fantásticas de los cuentos, sí que tuvieron que superar distintas pruebas que por supuesto ganaron y ahora son felices y comen perdices junto con todos los queremos en su casa que está siempre abierta a la familia y al mundo.

Elvis dijo...

Que bonito comentario! Un beso muy fuerte los titos y que disfruten del día!