viernes, 10 de mayo de 2013

Primera primavera (por la Señora)

Esta entrada me la ha dedicado la Señora por mi cumpleaños. ¿Verdad que es una manera genial de empezar el día? ¡Gracias mamá!

PRIMERA PRIMAVERA  (por la Señora)

A lo largo de la vida hay acontecimientos que se quedan grabados en la memoria y que con frecuencia periódica vuelven a ella de modo nítido e imborrable: es lo que les suele ocurrir a muchas madres con los detalles que rodearon el nacimiento de un hijo. Aunque todo discurriera con normalidad o por el contrario presentara alguna peculiaridad especial, el carácter tan propio de la situación hace que una evoque, especialmente en los cumpleaños, aquellas pequeñas cosas que acompañaron la llegada al mundo de esa nueva vida.

Esta vez, en el aniversario de Grumpy, estas vivencias se han iniciado mucho antes que otras veces, posiblemente porque la tardanza de esta primavera, ahora tan agradable, ha coincidido con la tardanza (allí habitual) de nuestra primera primavera canadiense. Cuando abril ha estado remoloneando con vientos fríos y temperaturas bajas y no digamos con las nieves de los primeros días de mayo, la sensación de hartazgo que se percibía en el ambiente era muy notable. 

 Sin embargo, puedo decir que esta impaciencia no era comparable con la que vivimos en nuestra experiencia allende los mares. Después de un invierno tremendamente nevado, duro y frío cualquier incauto espera que esa enorme costra helada empiece a desaparecer con la llegada de la primavera. Pero llega marzo y la costra crece con más nieve.
Luego viene abril y la temperatura apenas sube (¡Dios santo, aquí qué pasa!) A mediados más o menos, el sol es cuando empieza a tomar fuerza y las zonas de los jardines que pegan a las casas muestran algún verde de los bulbos plantados en otoño. ¡Por fin! También nos enteramos de que los ríos y lagos se van deshelando y que es bonito ver el agua (que no se ha visto en varios meses) con esas planchas de hielo flotando, así que allá que nos vamos. El fin de semana siguiente viajamos hacia el sur del río San Lorenzo, donde ya la vegetación se va vistiendo de hojas. Poco a poco distintos amarillos y verdes, en su mayoría claros y tiernos, vuelven a nuestra retina, con el aliciente añadido de que se notaba una templanza más propia de esas fechas, muy cercanas a mayo. Nunca mejor dicho que aquello iba tomando color.

La etapa siguiente que urdió nuestro afán primaveral nos tenía que llevar a Ottawa para asuntos académicos y para ver los tulipanes, que florecían antes que en Montreal, solo que una nevada tardía nos hizo retrasar el viaje, así que lo pospusimos al ocho de mayo. Una vez allí nos tuvimos que conformar con una inmensidad de plantas todavía en capullo que dejaban entrever su variedad de colores por algunas grietecillas. Todavía era pronto. Pensamos que habría que volver a la semana siguiente. Pero la noche del nueve comenzaron los síntomas de que la llegada de Grumpy era inminente y el diez de madrugada la señorita se presentó en el mundo sin más dilación.

Por entonces, en aquellas latitudes la estancia mínima en el hospital por un parto era de unos ocho días y gracias a la lenta evolución de mis puntos, la mía se alargó a dos semanas. Desde la ventana de mi habitación observaba cómo de forma casi efervescente la primavera se hacía con el reducido espacio exterior para mí visible. Sabía que lo que había fuera había cambiado notablemente en aquellas dos semanas; mi situación interna también lo había hecho aunque, por desgracia, en sentido contrario. No sé si era el cambio hormonal (del que yo entonces no sabía nada) o los problemas de recuperación, lo cierto es que me veía atenazada por la responsabilidad y las dudas, convertida en una nulidad con mi pequeña al lado. 

Sin saber cómo me iba a bandear con ella, tocó emprender la vuelta a casa. Nada más iniciar el camino se me fueron descubriendo los jardines, los parterres y ventanas que, como si de un milagro de vida se tratara, mostraban toda la variedad posible del colorido de los tulipanes (es cierto que ya algo pasados) pero en una imagen tan exuberante y tan rica de amarillos, granates, naranjas, rosados o blancos que tiraron fuera de mí la melancolía y me contagiaron parte de la fuerza vital que en ese momento sentía perdida.

8 comentarios:

Manuel Márquez dijo...

Hola, Sol Elarien, buenos días; deduzco que hoy es tu cumpleaños, así que felicidades... Y vaya lujo el que te haga la efeméride, y en tu propia cibercasa, la máxima responsable del evento (además, con un texto hermoso y carente de cualquiera de los melindreos que son habituales al rememorar acontecimientos de este tipo —al menos, es lo que me suele pasar a mí...—). Así que otras felicidades...

Un fuerte abrazo y buen día.

Carmen dijo...

¡Muchas felicidades! ¡Qué lujo empezar así el día! ¡Menudo texto precioso ha escrito la señora!
La verdad es que el nacimiento del primer hijo está rodeado de incertidumbre, miedo y esa sensación de ¿Seré capaz de..? Creo que mamá ha sabido expresar todo eso, unirlo a la dulzura del momento y añadir todos los elementos propios de la primavera canadiense de una forma tan sutil, delicada e inteligente que no tengo palabras. Lo único que puedo decir es que es una gran entrada para celebrar el cumpleaños de una gran persona ¡Qué pases un día genial!

Anónimo dijo...

Muchas felicidades, prima!!!Una entrada preciosa, de verdad.
Espero que tengas muchas felicitaciones, porque te lo mereces. Pasa un buen día. Besos.
Sole

Anónimo dijo...

Muchísimas felicidades mi querida prima y muchas gracias tita, por hacernos partícipes de tus sensaciones en esos días tan especiales Siempre he pensado que en los cumpleaños habría que felicitar tanto al homenajeado como a la madre.
Pero lo cierto es que es el cumpleaños de mi prima y si alguien se merece entradas esa desde luego es ella, ni que decir tiene que pocas serían tan reconocidas como la de su madre.
Te deseo muchísimas felicidades prima que nos felicitamos muchísimos años. bs Pal

Elvis dijo...

Grumpiiiiiiiiiy! Muchisima felicidades! Si hay algo que echo de menos en lá distancia es compartir los cumples todos juntos! Hoy me acordare mucho de ti y estoy segura de que lo celebrareis a lo grande, así que un beso muy fuerte y que disfrutes tanto del cumple como de la preciosa entrada de la señora!

Anónimo dijo...

Hola, uilizo el tercer medio de comunicacion para Felicitarte, ya que telefono,ni Whats, han dado resultado.
En estas ocasiones se aprovecha para decir algo trascendental y dar consejos. Pero que se puede decir de una gran hija, hermana y ahijada excepto que los años no la cambien, que siga siendo ese bebe que velaba por mi cuando me quedaba a cuidarla (en escapadas paternas, ella recibia a los papas señalando desde los barotes de la cuna a "El padrino Durmiente".

Siempre en mi corazon, disfruta tu cumple. Besos de tu Padrino.

el tito Paco dijo...

Querida Grumpy:
Los años permiten conocer sensaciones que las personas habían mantenido en su interior durante mucho tiempo, así que eso habrá que agradecerlo a tu cumple. Mis recuerdos, que tienen su punto culminante en el enorme sol que surgió tras la cúpula de Saint Joseph, son de character mucho más anecdótico, aunque, naturalmente, coinciden en que tampoco tenía muy claro lo que había que hacer, fuera del papel de proveedor. La historia posterior ha demostrado que este papel no era suficiente, de todos modos.
Otros recuerdos, repetidos en muchas conversaciones familiares, son meras anécdotas, puntos irónicos que han añadido color al gris del amanecer y al naranja oscuro de ese sol que nacía. Somos, también, los que ya no están con nosotros; quiero recordarlos ahora y unirlos a este encuentro familiar.

Anónimo dijo...

Que bonita la descripción de Señora de esa primavera Canadiense que quiso retrasarse hasta tu llegada. Hoy, con este relato, tu madre te ha hecho un regalo de muchos quilates. Te ha querido regalar sus recuerdos.

Felicidades a las dos. Un beso muy fuerte. JMD.